13 de agosto de 2011

Experiencias cotidianas

Educando al cliente

Señora clienta: el hecho de que usted atienda su celular delante mío antes de la venta o (peor aún) durante la misma, no la hace ver ni parecer más joven, ni más canchera, ni más copada, ni más globalizada. Por el contrario, usted se transforma no sólo en una pérdida de tiempo sino en una molestia para mí y mis oidos. Sus conversaciones con hijos, nietos, hermanos, nueras, etc. no me incumben y menos que menos me importan. Por favor, ahórrese la molestia. No me interesa en lo más mínimo si usted sabe usar un celular, al igual que a usted no le interesa si yo sé usar un taladro.

Atte: una vendedora desesperada.


Licencia de Creative Commons  Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

1 comentario:

Guillerminatl dijo...

Malditas viejas!